"Por qué recuerdo como si fuera ayer, cosas que me gustaría olvidar. Vienen a mi sin avisar; olores, lugares, sensaciones, emociones, sonidos. Por qué mi cuerpo reacciona todavía a esos recuerdos. Ni la mente olvida, ni el cuerpo perdona.
Esos recuerdos, se mezclan con mis sueños infantiles como si estuvieran encadenados y no pudieran existir el uno sin el otro. Dolor y mundos mágicos, sufrimiento y esperanza teñida de miedo.
La camioneta. Su sonido. Cansancio y desesperación. Aunque el temor no me abandonaba, el sueño me acogía dulcemente y me daba un respiro.
Pensaba que el tiempo curaba las heridas, pero no borra las huellas, ni los recuerdos. Sólo me queda aceptar lo que ocurrió y dejarlo pasar, no retenerlo más. Aunque hay ciertas cosas que son difíciles de soltar, momentos que no te dejan nunca, que te arrastran y te ahogan.
Hoy todavía los siento con intensidad, como si llamaran a mi alma para despertarme del letargo de mi vida y gritarme que tengo que vivir. Vivir por todo aquello que no pude vivir de niña, vivir por todo aquello que mi hermano me ayudó a soportar. Vivir por mi y para mi, ¡siempre!."