Pero también eres de los demás,
de esos que te han elegido.
Me pertenezco a mí misma.
Soy y siento, dices.
Y es verdad, eres como eres
aunque cambies.
Y te perteneces aunque te transformes
en mujer o en árbol
que lleva su melena a otro viento
y sus ramas más breves
a una tierra ilimitada
que descansa lejos.
Eres porque sientes lo que dices
cuando no te queda el aliento
como los abrazos que das
y que también –cómo no– pides.
No se trata de ese dar y de ese recibir
tan repetido en otros versos.
No se trata de decir ni de mentir,
sino de ser y sentir tal como dices.
Y sin embargo, no llora el día porque sí
ni ríe la luz por llevar la contraria
y porque es oscuro el fondo del corazón
y abrasa el fuego que respira dentro de ti
cuando los demás no ven lo que sufres
tal como ríes alguna vez
al sentir que no todo está perdido.
Eres o no eres y eres
porque fuiste vencido,
diría el silencio.
Soy y vengo, podrías decir tú.
Eras y vuelves, digo yo
cuando te veo desnuda
entre tanta ropa que te cubre
todo menos tus ojos.
Cuando respiras a lo lejos
lo que sientes cerca
mientras dices,
vivo y estoy viva
porque ya no me miento.
Y esa frase que nadie antes que tú
pudo pronunciar con esa suavidad
que inmortaliza el tiempo
que no puede huir de sí mismo
es como pedir un abrazo
o dar uno más cercano si cabe.
Uno que aunque parezca alejado
está muy dentro.
Como esa melena que fue tuya
y ahora se transforma en color apagado.
Como esos ojos con arrugas que brillan
y ese olor que ya no es el mismo
y esas manos que son las que te agarraron
antes de la última caída
cuando respirar se hacía difícil
pero estabas obligado a hacerlo.
Ya ves, eres de los demás,
de esos que te han elegido.
Pero también eres lo que sientes
y dejas que los demás vean
como cuando te hicieron aquella fotografía
que, pese al paso de los años,
es la que mejor te representa
ante tanto naufragio:
triste e intensamente
con llanto, con lamentos de silencios
que ya se olvidaron
porque no nos puede el cansancio
sino el amor que nos enfrenta
a nosotros mismos.
Me pertenezco a mí misma,
soy y siento.
Pero también eres de los demás,
de esos que te han elegido.
De esos que te quisieron
y quieren, como de esos otros
que vendrán a quererte también de lejos
cuando no te queda aliento
y sientes lo que dices.
© Kepa Murua, “Pero también eres de los demás”, 2013
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But you are also of the others,
of those who have selected you.
I belong to myself.
I am and feel, you say.
And it is true, you are as you are
even if you change.
And you belong to yourself even if you become
woman or tree
who takes her mane to another wind
and its briefest branches
to a limitless land
that rests far away.
You are because you feel what you say
when you are breathless
like the hugs you give
and also – of course – demand.
It is not about that giving and getting
so repeated in other verses.
It is not about saying nor lying,
but being and feeling as you say.
And however, does not cry the day for the hell of it
nor laughs the light for disagreeing
and because dark is the heart of hearts
and burns the fire that breathes inside of you
when the others do not see your suffering
such as you laugh sometimes
feeling that everything is not lost.
You are or you are not and are
because you were beaten,
silence would say.
I am and come, you could say.
You were and come back, I say
when I see you naked
in so many clothes that hide
all but your eyes.
When you breathe in the distance
what you feel close
while you say,
I live and am alive
because I do not lie to myself anymore.
And that sentence that none before you
could pronounce with that sweetness
that time immortalizes
who can not run away from himself
it is like asking for a hug
or giving one closer if possible.
One that may it seem far away
it is very deep inside.
Like that mane that was yours
and now becomes a faded colour.
Like those wrinkled eyes that shine
and that smell that is not the same
and those hands that grasped you
before your last fall
when breathing became hard
but you were forced to do it.
You see, you are of the others,
of those who have selected you.
But you are also what you feel
and you let the others see
like when they took that picture of you
which, despite the passing of the years,
is the one that depicts you best
in the face of so much failure:
sad and intensely
with weeping, with moans of silences
that were already forgotten
because tiredness can not overcome us
but the love that confronts us
to ourselves.
I belong to myself,
I am and feel.
But you are also of the others,
of those who have selected you.
Of those who loved you
and love you, as much as of those
who will come to love you from far away too
when you are breathless
and feel what you say.
© Kepa Murua, “Pero también eres de los demás”, 2013.
Traducción: Iñigo Garro & Gorka Biggi