Ella, como siempre tan inmensamente alegre e inquieta me perseguía por el pasillo.
De pronto se detuvo, inmóvil, expectante, sólo su pensamiento revoloteaba incansable.
Si pudiera volar – pensaba – ser un pájaro, todo sería más simple, aunque quizá él podría atraparme y eso ya no sería tan divertido. Podría pedirle ayuda a mamá, pero está cocinando, ella me dirá ¡ahora no!, ¡ahora no! ‘No entiendes que ahora no puedo! Si fuera fuerte como papá tomaría una escalera y la traería hasta aquí para treparme, pero no soy papá y él ahora se encuentra trabajando, así que tampoco podrá ayudarme. Si la abuela se hallara aquí, ¡sí!, la abuela seguramente acudiría a mi pedido, pero ella sigue de viaje.
Respiró profundo, me miró a los ojos, sonrió con esa sonrisa que todo lo puede, que todo lo alcanza, y con su voz tan diminutamente chillona me dijo:
“Simón, vamos, baja de ahí, ven a jugar conmigo. Prometo que la próxima vez te tomaré de la panza, o de las orejas, ya nunca te arrastraré de la cola cuando intente sujetarte.”
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She was chasing me in the corridor, as happy and nervous as usually.
She suddenly stopped, still, expectant, her thoughts flying tireless.
If I could fly – she thought – being a bird, everything would be easier, although he may catch me and that would not be so funny. I could ask for help to mammy, but she is cooking and will say ‘not now! not now’’. Don’t you understand I can’t now! If I were as strong as daddy I would take a ladder, and would bring it to climb, but I’m not daddy and he is working now, so he is neither able to help me. If grand mammy were here, yes! grand mammy would pay attention to my request, but she is still travelling.
She breathed deep, stared at me, smiled as she only knows, with that smile that reaches everywhere, and told me with her strident voice:
“Simon, come on, come down to play with me. I promise next time I will take you from the belly, or from the ears, and I will never pull you from the tail when I try to hold you.”