Nadie me entiende. Este es mi mundo. Un círculo infinito a mis pies, un bucle sin fin que se extiende concéntrico, y yo, dentro de él. Un círculo inacabado, y yo dando vueltas, sin poder ver a través de él, sin permitir a nadie dentro de él, como un escudo que me protege del exterior y que protege a los demás de mi misma. Encerrada, esperando que se desintegre, esperando que las olas deshagan los contornos de mi refugio y de mi cárcel.
Nadie me entiende, pero no estoy loca. Sólo doy vueltas para no ver, para no sentir, para llegar al centro de todo, a mi centro, al origen de todo. Dar vueltas y vueltas para caer rendida, perdida e inconsciente. Círculos y más círculos, en mi cabeza, en el papel, en la arena, en la tierra, en las paredes…No los toquéis, no me miréis, no os acerquéis siquiera.
Nadie me entiende, porque sí estoy loca y no dejo de girar en busca del principio y del fin, de la salida que me deje escapar, de la línea que rompa por fin esta tortura.