Ayer parecía que iba a ser uno de esos días que pasan sin pena ni gloria por nuestra vida. Uno de esos días que nunca volveremos a recordar. Tal vez, porque sería imposible recordarlos todos, o tal vez, porque nuestra mente prodigiosa, desprecia lo que considera basura. Pero, no fue así. Me crucé con un hombre, en cuyo aspecto ni me fijé, porque sólo pude ver sus ojos. Su mirada se detuvo en la mía, y aunque fue sólo un instante nada más, sus ojos me atravesaron de una manera, que en ese mismo momento, noté como un calor que me abrasaba por dentro y empecé a sentir que flotaba. Cuando él desapareció de mi vista, observé que todo me parecía que estaba más alejado de mí. Flotaba, y lo más curioso, es que nadie se daba cuenta. No podía poner los pies en el suelo, me era imposible bajar. Consideré que lo mejor sería que me viera un médico.
Hoy he estado en el médico, y dice que está todo normal. No ve que floto. No ve que soy ingrávida. Y casualidades de la vida, me he vuelto a cruzar con ese hombre que me ha hechizado, porque no entiendo qué otra cosa puede ser. Pero resulta, que hoy me he fijado más en él, y, ¡también flota!. Sus pies tampoco tocan el suelo.
Nos hemos mirado y he sentido que despegábamos juntos del suelo. Me ha invitado a tomar algo en su casa. Y aquí estoy, tocando el techo. Alucinando, palpando lo que creo que es la realidad. Igual estoy soñando. Todavía no sé si el techo es el suelo y el cielo es la tierra. Mi cabeza gira como loca. Pero él no se asusta. Dice que cada vez flotaré más y que en algún momento, podré controlarlo. Él cuando quiere, toca la realidad tal y como es, o como creemos que es. Nadie es consciente de que flotamos, porque nadie quiere creerlo. Me encanta esta sensación y, sin conocerlo apenas, me siento segura con él. He pensado salir mañana volando por la ventana, y venir a buscarlo, para volar juntos en esta locura.
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Yesterday looked like one of those unnoticed days of our life. One of those days that we will never remember again. Maybe because it would be impossible to remember all or just because our prodigious mind rejects rubbish. But not, it was not like that. I passed a man, I didn’t realize his look, as I could only see his eyes. His gaze stopped on mine, and although it was just a moment, not more, his eyes went through me in such a way that since then I noticed how a heat burned me up from inside and started to feel that I floated. Once he disappeared from sight, I observed that everything looked like more distant from me. I floated and even more curiously was the fact that nobody realized. I couldn’t put my feet on the ground, it was impossible to go down. I considered that I’d rather be visited by a doctor.
I was at the doctor today, and he says that it’s all ok. He doesn’t see that I float. He doesn’t notice that I’m weightless. And by coincidence, I passed again that man that bewitched me, as I don’t understand what else may be. But I paid more attention to him today, and he also floats! His feet don’t touch the ground either.
We have looked at each other and I felt that we took off together from ground. He has invited me to his home for a drink. And here I am, touching the ceiling. Gobsmacked, feeling what I believe is the reality. Perhaps I’m dreaming. I don’t know yet if the ceiling is the grounf, and the sky is the earth. My head spins like mad. But he is not afraid. He says I will float more and more, and that I will be able to control it at some time. When he wants, he touches the reality as it is, or as we believe it is. Nobody is aware that we float, because nobody wants to believe it. I love this feeling and, without even knowing him, I feel safe with him. I thought to get out flying by the window tomorrow, and coming for him, to fly this madness together.